A la hora de montar la nata pueden suceder dos cosas, o bien que no logremos montarla o bien que se nos corte. Te contamos los trucos para que esto no suceda.
A la hora de hacer nata montada, debemos tener en cuenta algunas cosas que hará que el resultado sea todo lo exitoso que esperamos. Como ya sabemos la calidad del producto es fundamental, una buena nata con al menos un 33% de materia grasa, será garantía de grasa. Con un porcentaje de grasa inferior no conseguiremos que la nata llegue a montar.
El segundo parámetro que debemos observar es el frío. Tanto el recipiente en el que vamos a proceder a montar el producto, como la nata deben estar fríos. De hecho en el momento de proceder al montado, el bol en que lo hagamos es interesante que mantenga la temperatura, por eso si lo sumergimos al mismo tiempo en otro recipiente que contenga agua con hielos, será mucho mejor. De este modo garantizamos que el frío no se pierde.
El recipiente en el que lo hagamos debe estar perfectamente limpio y sin ningún resto de agua. Al mismo tiempo es mucho mejor si es de porcelana o de cristal.
Si añadimos azúcar a la nata obtendremos una nata más voluminosa, pero si no queremos añadir azúcar, no pasa nada; no es condición imprescindible para conseguir un buen resultado.
Podemos usar para montar varillas eléctricas o un batidor manual. Con las varillas eléctricas hay que tener cuidado, porque si batimos más tiempo del necesario la nata se cortará y lo que tendremos es mantequilla.
Con el batidor manual necesitarás más paciencia y fuerza, pero el resultado será mejor ya que la nata montará con más volúmen.
Teniendo en cuenta estos sencillos pasos ya tienen todos los datos que necesitas ¿A qué esperas para preparar tu postres con nata montada? Las recetas son innumerables y a cada cual más deliciosa.