Se dice que las actitudes en donde siempre se le ve el lado bueno a una situación se aprenden desde niños. Se trata de una conducta proveniente del alma de cada quien, la cual, mediante la esperanza y la fé, permite a quienes la profesan, aceptar de buena manera lo que el universo y la vida le colocan en frente en el día a día de sus existencias.
Los puntos de vista desde los que se origina el optimismo provienen desde diversas corrientes, una de ellas, la psicología; seguida muy de cerca por los conceptos de la ética y de la filosofía.
Carácter histórico
El uso como tal de la palabra “Optimismo”, data de comienzos del siglo XVIII, en donde un filósofo alemán promueve que “El planeta en el que habitamos, es el mejor de los planetas posibles”.
También se le atribuye a Voltaire haber utilizado la palabra en primer lugar, pero esto es solo por su notable fama y a su vez, porque dio uso a la palabra en aras de criticar el planteamiento del filósofo alemán Gottfried Wilhelm.
Otro caso en el que se conoce que haya existido el optimismo, es en épocas de duras adversidades para la humanidad. Como en el caso de las eras de la Ilustración y el Renacimiento. Edades en las que se infundía la esperanza en el hombre, profesando siempre que las situaciones iban a ser superadas y vendrían tiempos mejores.
Expectativas y enfoques
A partir de la opinión de distintos psicólogos a lo largo del tiempo, se establece como principio que aun cuando existan obstáculos y contratiempos, la vida siempre terminará yendo bien.
También se dice que el fomento del positivismo se define mediante conductas éticas, además de factores sentimentales como el humor.
A partir de conceptos de la llamada “Inteligencia Emocional”, ser optimista no es más que una actitud que lucha cuerpo a cuerpo contra la apatía, la ansiedad y desórdenes como la depresión. De hecho, un punto de convergencia para la psicología reza que el optimismo no habita por sí solo en un cuerpo, también existe el pesimismo, solo que ambos coexisten a lo largo de la vida.
En parte, el optimismo puede ser pariente cercano de otra corriente de pensamiento llamada “Agatismo”, una creencia en la cual, se piensa que siempre las situaciones de las vida y su ocurrencia, siempre tienden a suceder por el bien, a pesar de que existan posibles complicaciones a lo largo del proceso.
¿Cómo fomentar el positivismo?
Para ser más positivos y llevar un mejor ritmo de vida, muchos especialistas recomiendan siempre intentar ver el lado bueno de las situaciones. Esto a pesar de lo oscuras y complicadas que puedan llegar a ser.
“El universo te escucha”. Estar consciente de que siempre que pensemos que las cosas tendrán resultados exitosos, las mismas terminarán saliendo bien.
Ser responsables de nosotros mismos. Una parte fundamental de llegar a la felicidad añorada por muchos ,es siempre saber que la vida depende de nuestras decisiones, y que en la medida en que seamos conscientes de nuestra responsabilidad por nosotros mismos, dejaremos de culpar a ajenos y por ende viviremos mejor.