Dolor muscular es aquel que sentimos después del entrenamiento en el culturismo o en cualquier otra actividad física. Suele tener su punto máximo entre las 24 y 48 horas después la realización de los ejercicios.
Las personas tienden a creer que el ácido láctico es el responsable de esa quemazón, que es causada principalmente por los ejercicios de media duración, como, por ejemplo, series de 20 repeticiones o una carrera de 400 metros.
La verdad, sin embargo, es que la acumulación de esta sustancia es estabilizada rápidamente. Y, después de 25 minutos de reposo, la mitad del ácido láctico, ya ha abandonado nuestro cuerpo. Por tanto, ¿cómo podría ser el responsable por el dolor del día siguiente?
Este tipo de dolor tardío es el resultado, generalmente, de las micro-inflamaciones que se generan a partir de las micro-lesiones que la contracción muscular genera.
Es justamente este desgaste lo que va a hacer que la musculatura tenga el estímulo necesario para hipertrofiar, adaptarse, crecer y mejorar.
Pero no es necesario un dolor terrible para ganar masa muscular. Un día después del ejercicio, debes sentir una sensibilidad en el músculo suficiente para recordar que entrenaste ayer, pero no un dolor propiamente dicho.
Muchas veces las personas buscan el dolor tardío, pensando que esto es un sinónimo de buenos resultados — lo que es incorrecto. El estímulo muscular debe ser adecuado para cualquier entrenamiento. Series con un desgaste grande y frecuente van a provocar lesiones en vez de dejarnos en forma.
Es normal que con el cambio de entrenamientos (o con el aumento de la frecuencia de los mismos) se produzca un ligero dolor al realizar las contracciones. Pero el dolor que imposibilita realizar movimientos o que se hace sentir con las musculaturas relajadas, son algunas señales de que nos hemos sobrepasado con la carga, la frecuencia o el tiempo de los ejercicios.
Lo importante es analizar el volumen total, la densidad y la intensidad de los ejercicios en tu entrenamiento, y no el dolor tardío.