Si estás pensando en montar un negocio, es vital que comiences a dominar distintos términos que se manejan a menudo en el sector servicios. A la hora de escoger tus intermediarios de producto tendrás que saber cual es la diferencia entre mayoristas, distribuidores y minoristas.
A pesar de que en los tres casos estamos ante una figura esencial, tendrás que saber que cada una ejerce funciones diferentes a las demás y que en ningún caso es excluyente una de la otra. Una misma empresa puede apostar por una de estas figuras para un producto en concreto o alternarlas a lo largo del tiempo.
El punto en común entre todos ellos, es que son el punto de unión entre el producto o servicio y el cliente final, en función del tipo de negocio que desempeñemos será más conveniente el uso de una figura u otra o de ambas a la vez.
¿Cuál es la función del mayorista?
En la línea de venta de un producto final es mayorista se sitúa entre el distribuidor y el minorista; son los encargados de negociar con los distribuidores la compra de un volumen alto de productos. Supongamos por ejemplo que queremos montar una tienda de ropa infantil. Pulsando en el siguiente enlace podemos acceder al más amplio catálogo de un mayorista de este tipo de productos. Es el encargado de adquirir el producto directamente al fabricante y hacerlo llegar a los distribuidores de estos productos o a los minoristas que a través de su pequeño negocio ofrecen a los clientes. Se caracterizan por comprar un gran volumen de bienes para revenderlos a distribuidores, mayoristas o incluso a otros mayoristas. En cualquier caso, el mayorista jamás va a establecer contacto con el cliente final.
¿Qué es un distribuidor?
En el caso del distribuidor estamos ante en la figura que se sitúa entre el mayorista y el cliente final. Adquiere los productos al fabricante que representan y se encarga de distribuirlos entre los minoristas o los mayoristas. Su gran volumen de compras les permite obtener precios más ventajosos y establecer en muchas ocasiones relaciones en exclusiva con el fabricante. Esto les permitirá tener la exclusiva de un determinado producto en un territorio concreto. Es muy extraño que establezcan una relación directa con el cliente final, es el mayorista o el minorista el que consigue a través del distribuidor los productos para su precio final.
Para entenderlo todavía mejor, podríamos decir que el mayorista compra bienes en cantidades grandes y los vende al comerciante en lotes más pequeños. El distribuidor se implica directamente en suministrar bienes a diferentes empresas.
El mayorista además no suele firmar un contrato con el fabricante, lo que le permite ofrecer diferentes productos al minorista de análoga naturaleza y procedente de distintos fabricantes. Los distribuidores suelen firmar un contrato con el fabricante en el que se fija el compromiso de comerciar con bienes que no tienen competencia entre ellos.
Manejar estos conceptos es fundamental para gestionar el proceso de venta de cualquier producto o servicio de la forma más eficaz y eficiente posible.