A nuestro alrededor convivimos a diario con muchos estímulos, y cada uno de ellos es detectado por órganos especializados a los que llamamos sentidos, y de ellos pueden derivarse en muchos más.
Conocemos los 5 principales: tacto, gusto, olfato, vista, y oído; sin embargo cada uno de ellos se ramifica hasta crear más de 10, y que usamos a diario sin darnos cuenta.
¿Hay más de 5?
Tenemos aproximadamente 26 sentidos, que suelen ser muy comunes, pero que la gente no los toma en cuenta como un sentido propio, sino que los incluye dentro de otro, tales como el gusto, la vista, el oído, el tacto o el olfato; ya que dentro de estos, se encuentran los demás, por eso no los dividen.
Todos estos sentidos se conectan directamente al cerebro que mandan una reacción química, que te ayuda a protegerte, sin siquiera estar consciente de que lo haces.
Nuestros sentidos
En tu vida diaria, cuando sientes que te empujan buscas tu equilibrio ¿correcto? ¿No es ese también un sentido? Sentir la gravedad es uno de los sentidos menos notados y se le llama “equilibriocepción”, el cual se encuentra dentro del oído interno, por lo que seguramente pensaste que se trata del sentido del oído.
Muchas de las personas llegan incluso a desarrollar uno más que otro sentido, debido a una discapacidad como la “ecolocalización”, muy parecido a como lo hacen los delfines para encontrarse dentro del océano, las personas chasquean para que las ondas reboten contra los objetos y cuando les lleguen los ecos sepan dónde están ubicados y evitarlos o acercarse, en caso de que el sentido de la vista falle.
¿Cuántas veces no corriste para llegar a tu trabajo? ¿Tuviste en algún momento miedo de caerte? Posiblemente no, porque sabías donde estabas parado y adonde ibas, este también es un sentido, es el sentido de la cinestesia, que coordina nuestros movimientos, por lo que podemos caminar o correr sin preocuparnos de caer.
Cierra los ojos y toca tu oreja izquierda con tu mano derecha. Seguramente no tardaste mucho tiempo y lo hiciste sin necesidad de tocar toda tu cara ¿cierto? Pues bien, eso es gracias a que tienes el sentido de “Propiocepción”, el que te permite conocer donde está cada parte de tu cuerpo sin necesidad de observarlo.
¿No te has quemado? ¿O te duele la cabeza después de un largo día? Sentir el dolor, es conocido como el sentido de “nocicepción”, que ayuda a prevenir y alertar al organismo de que algo está mal, ya sea por un golpe, o por un rasguño.
A todos nos encanta comer, y sabemos que el sentirlo es gracias al gusto, que se encuentra en la lengua, pero este está dividido también en: la percepción de lo dulce, percepción de lo salado, percepción de lo agrio, o percepción de lo ácido.
¿Hay una forma más sencilla de conocer nuestros sentidos?
También pueden ser divididos en tres formas, que son:
Mecánicos
Activan y permiten sentir lo que captan nuestros mecanoreceptores, tales como el tacto y el oído. Permiten que los órganos mecánicos se muevan y se activen, como por ejemplo cuando tocamos un peluche.
Químicos
Que son aquellos que causan un estímulo en los quimiorreceptores, tales como el olfato y el gusto. Por ejemplo: cuando pasamos frente a un restaurante y olemos la comida recién preparada.
Fotolumínicos
Son esos que nos permiten captar los fotoreceptores, tales como la vista. Es cuando captamos la luminosidad, el brillo y el color, así como cuando vamos a la montaña, al llegar a la cima observamos el paisaje y podemos diferenciar cada elemento.
Nuestra vida está llena de estímulos y cada receptor nos permite mantener una vida sana, el hecho de que una sea más desarrollada que otra, solo nos muestra la evolución que hemos tenido, y que sepamos diferenciar cada sentido nos ayuda a entender mejor nuestro organismo.