Cada uno de nosotros suele tener una frecuencia cardíaca que depende de muchos factores distintos, incluso esta puede cambiar con el paso del tiempo según nuestro estado de salud, si hacemos deporte, edad u otras causas.
Frecuencia cardíaca
Lo primer es explicar que es la frecuencia cardíaca y podemos definirla como el número de veces que late nuestro corazón por minuto. En cada uno de esos latidos el corazón bombea la sangre por todo nuestro cuerpo.
Es importante que para tener unos datos exactos de nuestra frecuencia cardíaca hacerlo a primera hora de la maña y siempre en total reposo.
Se puede medir tanto escuchando los latidos del corazón o en la muñeca o cuello contando el número de pulsaciones que hay por minuto.
Latidos por minuto según la edad
La edad es uno de los mayores factores que define el número de nuestros latidos por minuto. Podríamos dividirlo las edades con sus latidos de la siguiente forma:
- Los recién nacidos suelen tener una frecuencia que oscila entre 80 y 180 latidos por minuto.
- Al llegar a un año de edad esa frecuencia cardíaca se reduce entre 80 y 140 latidos minuto.
- En la adolescencia la frecuencia cardíaca ya está normalizada en mayor medida, estando sus valores entre 50 y 90 latidos.
- Un adulto suele tener unos valores normales entre 60 y 90 latidos.
- Los ancianos rondan los 60 a 100 latidos minuto.
Estos datos son los normales, aunque pueden ser también ligeramente más altos o bajos.
Si eres un adulto que practica mucho deporte, lo normal es que tu corazón baje de los 60 latidos, muchas veces incluso llegar a 40 latidos al minuto.
En caso de de tener una frecuencia cardíaca bastante inferior o superior a estos datos siempre y cuando no seamos deportistas o tengamos etapas de nervios, podría ser interesante visitar al médico por algún posible problema.
Mediar la frecuencia cardíaca
Como ya indicamos antes, la mejor forma para medir nuestros latidos por minuto es a primera hora de la mañana y en reposo.
Lo que podemos hacer es sentarnos en la cama o una silla. Luego coger un reloj y con dos dedos buscar nuestro pulso en el cuello. Cuando lo tengamos cronometramos un minuto mientras contamos el número de pulsaciones que tenemos.
Al finalizar el minuto obtendremos nuestra frecuencia cardíaca.
También podemos hacer lo mismo pero en lugar de esperar 1 minuto, lo hacemos con 30 segundos y el resultado lo multiplicamos por dos para obtener el mismo resultado.