A finales del mes de marzo y de octubre, nuestros relojes sufren un cambio destinado a ahorrar energía. En el mes de marzo nos regalan una hora a nuestro sueño al añadir una hora; cuando son las 3 de la madrugada tenemos que poner la manilla en el dos. Por el contrario, el último domingo de octubre tenemos que adelantarlo, a las dos de la madrugada, pasan a ser las 3.
Esta medida se hace con la finalidad de ahorrar energía, aprovechando los primeros rayos solares para dar comienzo a la jornada laboral. En la actualidad una totalidad de 70 países se han adaptado a esta normativa, siendo Japón el único país industrializado que no lo hace.
En el año 1974 se hizo en España por primera vez, aúnque fue en la Primera Guerra Mundial cuando se adoptó por primera vez con el fin de ahorrar combustible.
Los niños y las personas mayores son en ocasiones los que sufren esta variación ya que les cuesta adaptar su reloj biológico al cambio. Un par de días suelen ser suficiente para hacerse con el nuevo horario.
También tiene su parte de controversia, ya que hay mucha gente que no ve sentido al cambio horario, ya que lo que gana por la mañana lo pierde al anochecer y al revés. Lo que para unos puede ser un ahorro, para otros es un gasto innecesario. Por esta razón cada vez son más personas las que piden que no se vuelva a cambiar el uso horario y que se conserve uno único para todo el año con el fin buscar una comodidad general.