Se denomina chalk paint o pintura a la tiza a una fórmula de restaurar mobiliario que se está imponiendo en muchos ambientes de interiorismo, bricolaje y decoración. Sus ventajas, que comentaremos más adelante, se basan en la capacidad para generar muebles con acabado envejecido pero sin necesidad de aplicar tratamientos extra.
¿Qué es la pintura a la tiza y por qué es útil?
Esta técnica es un tipo de pintura natural acrílica que no contiene plásticos y sí un alto componente de carbonatos cálcicos. Su uso más extendido es el de pintar muebles, pero desde hace años algunas marcas ya trabajan con fórmulas especiales para que el sistema resulte útil en otras superficies.
Se denomina pintura a la tiza porque proviene de la tiza. En inglés chalk paint es literalmente lo mismo, pues chalk es tiza. De este modo, cuanta más tiza contenga una chalk paint, mejores resultados ofrece. Su base es el agua, lo que hace que sea un producto muy cómodo para trabajar con él y que no resulta tóxica.
Las pinturas de este tipo contienen yeso y ofrecen un nivel de cubrición muy elevado y un secado muy rápido. Su ventaja más destacable es que se pueden aplicar sin imprimación ni lijado en superficies con distintos materiales: metal, cerámica, piedra, madera pintada, escayola… y también sobre plásticos, vidrio o melanina.
Cómo restaurar muebles con pintura efecto tiza
Las chalk paint resultan ideales para renovar la apariencia de muebles y viejos objetos. Les dan un aire renovado pero conservando ese aspecto envejecido. Para usar las pinturas a la tiza, los pasos a seguir son los siguientes.
En primer lugar hay que preparar la superficie, que ha de estar seca, limpia y sin restos de grasa o polvo. A continuación ya se puede usar la pintura, de la mano de una brocha o un rodillo. Las chalk paint confieren un toque mate, con tacto aterciopelado, a las superficies sobre las que se aplican.
Una vez se aplica esta primera capa de pintura hay que dejar que seque, para lo cual el tiempo de espera es de unos 15 minutos. Pasado este tiempo se pueden seguir dando más manos de pintura, pero por lo general con una sola pasada ya es suficiente para una cubrición correcta.
El siguiente paso, cuando ya la superficie esté seca, es desgastar la superficie por algunas zonas. Para ello lo ideal sería aplicar solo una capa de pintura y posteriormente limpiar con un paño humedecido en agua los restos de polvo que se han ido generando.
La última etapa es proteger el acabado con cera, pero muy poca cantidad, y ponerla únicamente en zonas específicas. La cera también hay que secarla con un paño suave. La alternativa a la cera es el barniz.
Técnicas más utilizadas
La dinámica citada es la fórmula más común para aplicar pintura a la tiza. De hecho, los pasos descritos reproducen lo que se conoce como técnica decapé o efecto shabby. Pero con la salvedad de que se añade una segunda capa de pintura manteniendo los tiempos de secado con el objetivo de que al aplicar la cera y lijar, salte parte de la pintura y se genere ese efecto envejecido sin desconchones que resulta tan atractivo.
El efecto enmascarado es muy similar, pero en lugar de usar dos capas de pintura homogénea, la primera es algo más extendida. Para ello es mejor usar una paletina en lugar de una brocha. Para la segunda mano se usa cinta de enmascarar dando lugar a diseños más originales.
Con la chalk paint, la cinta de enmascarar se puede colocar fácilmente y no hay problemas al arrancarla, aunque hay que hacerlo con un cúter. La cinta hay que retirarla cuando la pintura esté completamente seca, en torno a una hora después de pintar.
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