Imagina una culebra que va por el desierto, esquivando a los posibles enemigos con sus movimientos esquivos y serpenteantes; es imposible cogerlas, sus movimientos rápidos y en zig zag las convierten en uno de los animales más difíciles de capturar.
Pues esta capacidad de moverse con esta rapidez y eficacia, parece que también ha sido otorgado a las personas en determinadas situaciones que a priori pueden parecer bonitas, y que finalmente se acaban convirtiendo en un bochornoso capítulo de su vida; esto claro según quien lo cuente porque claro está, no es lo mismo hacer la cobra o que te la hagan.
Hacer la cobra es algo así como salir por patas cuando alguien te va a dar un beso, apartar la cara, poner el brazo por delante, quitarse de en medio, llámalo como quieras. La persona que te va a dar el beso se queda con cara de: donde me meto yo ahora porque menudo ridículo que acabo de hacer ahora mismo.
Situaciones en las que puede darse la temida cobra.
Estás en un momento romántico, con la chica o el chico que te gusta, el ambiente es el adecuado y tú, convertido en un aguerrido enamorado, te lanzas a darle un beso en todos los morros. Cuando ya tus ojos están cerrados, tu cabeza convenientemente girada y los labios en la posición exacta para dar el mejor beso de tu vida, va la otra persona y gira la cara. Tú que buscabas sus carnosos labios te has encontrado con su angelical mejilla, o ni eso siquiera. Qué no quiere que la beses, que has fracasado, que ibas de Don Juan y te has quedado en protagonista de un ridículo espantoso. En ese momento no sabes si reírte, llorar o buscar un agujero donde meterte y no salir en una temporadita.
Otro momento en que puedes ser víctima de la cobra es ese momento en el que te presentan a alguien y no sabes si dar la mano, asentir con la cabeza o dar dos besos de presentación. Te decides por los besos de la presentación, qué va a pasar por dos inocentes besos; pues parece que si pasa y cuando ya te acercas a la otra persona, va y saca la cara estirando el brazo hacia ti como diciendo, tampoco te pases de confianzas que no nos conocemos de nada.
Una cobra más traicionera pero con un buen final según cuando se mire es cuando le vas a dar un beso en la mejilla y giras la cara plantando un beso en todos los morros; eso ya es hacer una cobra nivel profesional, porque la cara de cuadros es la de la otra persona que puede sonreír encantada o plantarte una torta como premio por tu atrevimiento.
Si vas a dar un beso a alguien que te gusta, lo primero es mejor saber si tu le gustas, no sea que acabe en una mega cobra.
Cobras famosas
Cobras famosas son las siguientes:
Bisbal y Chenoa han puesto de moda el término después del concierto de reencuentro de los chicos de la primera edición de OT. En la actuación de ambos, según algunos Chenoa quiso dar un beso a Bisbal y este la esquivó apartando la cara, eso si con su mejor sonrisa. La polémica está servida y los protagonistas del momento han afirmado que en ningún momento existió tal intención por parte de Chenoa. De todas formas hay quien piensa que aquí hay mucho amor.
Iker Casillas y Sara Carbonero, aunque todo asistimos a un apasionado beso la presentadora de televisión en un primer momento tal y como el propio portero han confesado intentó apartarle la cara aunque no lo consiguió.
Durante la pasada campaña por las presidenciales en EEUU, una niña que iba a recibir un beso de Donald Trump no dudó en sacar su cara al ver lo que se le venía encima. No todo el mundo puede decir que ha rechazado un beso del mismísimo presidente de los EEUU.
La mismísima reina Letizia fue víctima de una cobra de su marido, el Rey Felipe cuando en un acto de la Cruz Roja ella se dispuso a darle un beso en la boca y él apartó la cara en espera de un beso mucho más casto en la cara.
Como hemos podido ver no hay nadie que se escape a esta situación, víctima o verdugo todos hemos estado o estaremos seguramente en esta situación. Lo mejor, tomarse la situación con sentido de humor y deportividad, algo que no falla en ninguna situación.